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  • Piensa en el sonido que haces cuando sueltas el aire después de contener la respiración durante mucho, mucho tiempo. Piensa en el sonido más alegre que conozcas: el sonido del amanecer en el primer día de vacaciones de primavera, el sonido de una botella de Coca-Cola abriéndose, el sonido de una multitud animándote en los oídos porque estás llegando a la última parte de una carrera... y vas en cabeza. Piensa en el sonido del agua sobre las piedras en un arroyo frío, y en el sonido del viento entre los árboles verdes en una tarde de finales de mayo en Central Park. Piensa en el sonido de un autobús que llega a la estación llevando a alguien a quien quieres. Luego, ponlos todos juntos.

    Gary D. Schmidt (2009). “The Wednesday Wars”, p.235, Houghton Mifflin Harcourt