-
Nunca puedes llegar a la mente de una persona. No puedes conocer las diferentes acciones y misiones de la felicidad; no puedes distinguir un grito de placer de uno de dolor. A veces, apenas podemos leer el dolor. Ni barómetro ni guía, el dolor puede engañarnos. Incluso en el cuerpo, las leyes de las reacciones en cadena pueden ser falsas. Por eso la gente siempre quiere una segunda opinión.