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Las aspiraciones de la democracia se basan en la noción de una ciudadanía informada, capaz de tomar decisiones acertadas. Las decisiones que se nos piden son cada vez más complejas. Requieren el pensamiento a largo plazo y una mayor tolerancia a la ambigüedad que fomenta la ciencia. La nueva economía se basa en un flujo continuo de innovación científica y tecnológica. No puede existir sin trabajadores y consumidores con conocimientos matemáticos y científicos.