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  • No esperaba recuperarme de mi segunda operación, pero desde que lo hice considero que vivo de prestado. Cada día que amanece es un regalo para mí y me lo tomo así. Lo acepto con gratitud sin mirar más allá. Me olvido por completo de mis sufrimientos físicos y de todo lo desagradable de mi estado actual y sólo pienso en la alegría de ver salir el sol una vez más y de poder trabajar un poco, aunque sea en condiciones difíciles.