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  • Tú que me has dado tanto, dame una cosa más, un corazón agradecido: no agradecido cuando me place, como si Tus bendiciones tuvieran días de sobra, sino un corazón cuyo pulso sea Tu alabanza.

    George Herbert (1850). "Bellezas de George Herbert: con selecciones de "La Sinagoga"", p.14.