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  • Mi primera vecina era una mujer que hablaba con frases completas y coherentes, que comía con cuchillo y tenedor y que sólo lloraba en las bodas. No pude evitarlo. En un gesto dramático, eché el cerrojo a la puerta y lancé mi cuerpo a través de ella para impedir su salida. Ella lo entendió.

    Erma Bombeck (2013). “Forever, Erma: Best-Loved Writing From America's Favorite Humorist”, p.20, Open Road Media