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El minuto siguiente se pasó aullando en el techo. El diablillo nº 1 se unió, pero en realidad no lo sentía. No debería ser "¿a quién odiamos?", pensó, sino "¿a quién?", pero probablemente no era un buen momento para plantearlo.
El minuto siguiente se pasó aullando en el techo. El diablillo nº 1 se unió, pero en realidad no lo sentía. No debería ser "¿a quién odiamos?", pensó, sino "¿a quién?", pero probablemente no era un buen momento para plantearlo.