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Ya no me pregunto qué le contaré a Dios cuando vaya al cielo, cuando nos sentemos en las sillas bajo el árbol, fuera de la ciudad........ Le contaré estas cosas a Dios, y él se reirá, pienso, y me recordará las partes que olvidé, las partes que eran sus favoritas. Nos sentaremos y recordaremos juntos mi historia, y entonces se levantará, me abrazará y me dirá: "Bien hecho", y que le ha gustado mi historia. Y mi alma ya no tendrá sed. Finalmente se dará la vuelta y caminaremos hacia la ciudad, una ciudad que él habrá hecho existir, una ciudad construida en un lugar donde antes no había nada.