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  • ¿No lo oyes? --Sí, lo oigo, y lo he oído. Mucho --mucho --mucho --muchos minutos, muchas horas, muchos días, lo he oído --y sin embargo no me atreví --¡oh, compadécete de mí, miserable desdichado que soy! --¡No me atreví --no me atreví a hablar! ¡La hemos puesto viva en la tumba!

    Edgar Allan Poe (2010). “Mystery Tales”, p.33, Giunti Editore