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  • El testimonio de los testigos siempre es defectuoso. Es mejor que las pruebas circunstanciales, sin duda, pero las personas no son cámaras de vídeo; no graban cada acción y reacción, y el propio acto de recordar implica elegir palabras, acciones e imágenes. En otras palabras, cualquier testigo que se suponga que está aportando hechos a un tribunal, en realidad sólo les está dando una versión de ficción.