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Me encanta el sonido de las hojas de maíz al rasgarse. La violencia del ruido, el estallido sostenido y el apuntalamiento de los sedosos hilos orgánicos, me hicieron pensar en alguien rompiendo unos pantalones caros y potencialmente italianos en un arrebato de locura del que esa persona podría arrepentirse más tarde.