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Esto es una prueba, ¿no? Es como elegir entre tres ataúdes en un cuento de hadas. Todo el mundo conoce las reglas. Nunca eliges el dorado brillante. O incluso el plateado bastante impresionante. Lo que se supone que tienes que hacer es elegir el pequeño y aburrido de plomo, y luego hay un destello de luz y se convierte en una montaña de joyas.