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El azar. Teje nuestras vidas como un hilo de oro, a veces anudándose, enredándose y rompiéndose por el camino. Los hilos sueltos quedan colgando, pero el ir y venir, el ir y venir continúa, el tejido sigue. No se detiene.
El azar. Teje nuestras vidas como un hilo de oro, a veces anudándose, enredándose y rompiéndose por el camino. Los hilos sueltos quedan colgando, pero el ir y venir, el ir y venir continúa, el tejido sigue. No se detiene.