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No debemos confundir disidencia con deslealtad. Debemos recordar siempre que la acusación no es una prueba y que la condena depende de las pruebas y del debido proceso legal. No caminaremos con miedo, unos de otros. No seremos conducidos por el miedo a una era de sinrazón, si profundizamos en nuestra historia y nuestra doctrina, y recordamos que no descendemos de hombres temerosos - no de hombres que temieron escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran, por el momento, impopulares.