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...de repente, me besó. Justo en medio del restaurante del hotel Robert E. Lee, me besó tan despacio, con la boca abierta, que cada parte de mi cuerpo -mi piel, mi clavícula, el hueco de mis rodillas, todo dentro de mí- se llenó de luz.
...de repente, me besó. Justo en medio del restaurante del hotel Robert E. Lee, me besó tan despacio, con la boca abierta, que cada parte de mi cuerpo -mi piel, mi clavícula, el hueco de mis rodillas, todo dentro de mí- se llenó de luz.