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  • Pasada la una. Debes haberte ido a la cama. La Vía Láctea fluye plateada a través de la noche. No tengo prisa; con telegramas relámpago no tengo motivos para despertarte o molestarte. Y, como dicen, el incidente está cerrado. El barco del amor se ha estrellado contra la rutina diaria. Ahora tú y yo estamos en paz. Para qué molestarse entonces En equilibrar penas, dolores y heridas mutuas. Contempla qué tranquilidad se instala en el mundo. La noche envuelve el cielo en tributo de las estrellas. En horas como éstas, uno se levanta para dirigirse a las edades, a la historia y a toda la creación.

    Vladimir Mayakovsky (1975). “Klop, Stikhi, Poėmy”, p.237, Indiana University Press