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La furia de un demonio me poseyó al instante. Ya no me conocía. Mi alma original pareció, al instante, huir de mi cuerpo; y una malevolencia más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi cuerpo.
La furia de un demonio me poseyó al instante. Ya no me conocía. Mi alma original pareció, al instante, huir de mi cuerpo; y una malevolencia más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi cuerpo.