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Era casi la hora del toque de queda y lo iba a dejar en casa. Sacudió la cabeza. "Rose, no sé si estás loca o no, pero en realidad estoy empezando a pensar que podrías ser la mejor guardiana -o futura guardiana- que hay". "¿Me acabas de hacer un cumplido en serio?" le pregunté. Me dio la espalda y se dirigió a su dormitorio. "Buenas noches.