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  • Cuando intentamos centrar nuestro pensamiento en Aquel que es puro ser increado, puede que no veamos nada en absoluto, porque Él habita en la luz a la que ningún hombre puede acercarse. Sólo por la fe y el amor somos capaces de vislumbrarle cuando pasa junto a nuestro refugio en la hendidura de la roca.

    Aiden Wilson Tozer (1965). “The Knowledge of the Holy”, p.30, Fig