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  • Hola dedos de los pies", digo. Son buenos dedos. Me gusta que sean largos y delgados, y no rechonchos. Los meneo, diez ondas no rechonchas que dicen: "¡Y hola a ti, Anfitrión Humano!". Excepto que son dedos de los pies. Estoy hablando con mis dedos. Quizá no me aburra... ¿quizá me sienta solo?

    Lauren Myracle (2013). “Bliss”, p.74, Abrams