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De todas las creaciones del Todopoderoso, no hay ninguna más hermosa, ninguna más inspiradora que una encantadora hija de Dios que camina en la virtud comprendiendo por qué debe hacerlo, que honra y respeta su cuerpo como algo sagrado y divino, que cultiva su mente y amplía constantemente el horizonte de su entendimiento, que nutre su espíritu con la verdad eterna. Dios nos pedirá cuentas si descuidamos a sus hijas. Nos ha dado una confianza grande y apremiante. Que seamos fieles a esa confianza.