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Permítanme hacer borrón y cuenta nueva. La edad no tiene realidad salvo en el mundo físico. La esencia del ser humano es resistente al paso del tiempo. Nuestra vida interior es eterna, es decir, nuestro espíritu sigue siendo tan joven y vigoroso como cuando estábamos en plena floración. Piensa en el amor como un estado de gracia, no el medio para nada, sino el alfa y el omega. Un fin en sí mismo. Florentino Ariza, El amor en los tiempos del cólera