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Veil, verás, si yo dijera algo portentoso como "zer ojos oscuros de zer mente" allá en Uberwald, ze oiría un repentino trueno", dijo Otto. Y si señalara un castillo en un peñasco imponente y dijera: "Allí está... su castillo", un hombre aullaría lastimeramente. Suspiró. En el viejo país, el paisaje es psicotrópico y sabe lo que se espera de él. Aquí, por desgracia, la gente te mira de un modo extraño.