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Finalmente, empecé a escribir sobre el hecho de convertirme en una mujer mayor y la inquietud que me producía. Las pequeñas y reveladoras "traiciones" de mi cuerpo. El estancamiento, la inquietante quietud de mi escritura, acompañada de un dolor por un destino no vivido. Escribí sobre los sentimientos crudos e inquietos que me invadían, la necesidad de despojarme y reubicarme, el impulso de simplificar radicalmente y destilar la vida en un significado nuevo y desconocido.