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Charlie me cogió la mano y, en un símbolo tan antiguo como el mundo, la puso en la de Edward. Toqué el frío milagro de su piel, y estaba en casa.
Charlie me cogió la mano y, en un símbolo tan antiguo como el mundo, la puso en la de Edward. Toqué el frío milagro de su piel, y estaba en casa.