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El instinto me enseñó hace 20 años a marcar el ritmo de una canción o de un concierto. Eso se traduce en marcar el ritmo de una historia, complacer a un público lector.
El instinto me enseñó hace 20 años a marcar el ritmo de una canción o de un concierto. Eso se traduce en marcar el ritmo de una historia, complacer a un público lector.