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  • Ross creía en las vidas pasadas. Es más, creía que la persona de la que te enamorabas en cada vida era la misma de la que te habías enamorado en la vida anterior, y en la anterior a esa. A veces, podrías echarla de menos: renacería en la generación posterior a la Primera Guerra Mundial, y tú no volverías hasta los años cincuenta. A veces, vuestros caminos se cruzarían y no os reconoceríais. Hazlo bien, es decir, enamórate con locura, de verdad, profundamente, y tal vez haya una eternidad sólo para vosotros dos.

    Jodi Picoult (2003). “Second Glance: A Novel”, p.328, Simon and Schuster