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Odiaba la salsa de arándanos, pero por alguna razón mi madre persistió en su creencia de toda la vida de que era mi comida favorita, a pesar de que cada Thanksgiving me negaba educadamente a incluirla en mi plato.
Odiaba la salsa de arándanos, pero por alguna razón mi madre persistió en su creencia de toda la vida de que era mi comida favorita, a pesar de que cada Thanksgiving me negaba educadamente a incluirla en mi plato.