-
Había una vez dos hermanas que no tenían miedo a la oscuridad porque en la oscuridad se oía la voz de la otra al otro lado de la habitación, porque incluso cuando la noche era espesa y sin estrellas caminaban juntas desde el río hasta casa viendo quién aguantaba más sin encender la linterna, sin miedo porque a veces en plena noche se tumbaban de espaldas en medio del camino y miraban hacia arriba hasta que volvían las estrellas y cuando lo hacían alzaban los brazos para tocarlas y lo hacían.