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  • En mi larga vida he descubierto que hay muchas palabras y frases que tienen más poder que cualquier hechizo de magia. La más conocida es, por supuesto, te quiero. Pero la más mortífera es, con diferencia, ojalá. Porque estas dos palabras pueden despojar a un hombre de su fuerza, su valor y su confianza. Se convierten en el padre del arrepentimiento, la angustia y el dolor.