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Ah, eso", dijo el rey encogiéndose de hombros. "Ese no es tu honor, Costis. Es la percepción pública de tu honor. No tiene nada que ver con nada importante, excepto quizá con manipular a los tontos que confunden el honor con sus brillantes y relucientes adornos. Siempre se puede cambiar la percepción de los tontos.