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El dolor no es un cuervo posado insistentemente sobre la puerta de una cámara. El dolor es algo con dientes, y aunque con el tiempo se retira, regresa al susurrar su nombre.
El dolor no es un cuervo posado insistentemente sobre la puerta de una cámara. El dolor es algo con dientes, y aunque con el tiempo se retira, regresa al susurrar su nombre.