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Imagínate que tienes cuarenta años, Richard", me dijo Hamilton por aquel entonces, mientras trabajaba como vendedor en un Radio Shack de Lynn Valley, "y de repente alguien se te acerca y te dice: 'Hola, me gustaría presentarte a Kevin. Kevin tiene dieciocho años y tomará todas tus decisiones profesionales por ti'. Me volvería loco. ¿Tú no? Pero así es la vida: un chaval de dieciocho años que toma las grandes decisiones por ti y que te acompañan toda la vida". Se estremeció.