Nunca he mirado a los ojos de mi hermana. Nunca me he bañado sola. Nunca he estado en la hierba por la noche y he levantado los brazos hacia la luna seductora. Nunca he usado el baño de un avión. Ni me he puesto un sombrero. Ni me han besado así. Nunca he conducido un coche. Ni dormido toda la noche. Nunca una charla privada. Ni un paseo en solitario. Nunca me he subido a un árbol. O desvanecerme en una multitud. Tantas cosas que nunca he hecho, pero oh, cómo me han amado. Y, si así fuera, viviría mil vidas como yo, para ser amado tan exponencialmente.