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  • Estaba cansada de que todo el mundo quisiera ir al cielo, de que nadie quisiera morir. Lo único por lo que valía la pena afligirse, decía, era que a veces había más belleza en esta vida de la que el mundo podía soportar.

    Colum McCann (2009). “Let The Great World Spin”, p.292, Bloomsbury Publishing