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¡Por el sábado! Por el Sabbat!', gritaban. Por el Sabbat de las brujas". Bailaron arriba y abajo por aquel estrecho vestíbulo, las mujeres a cada lado de él, al compás más salvaje que jamás había imaginado, y que, sin embargo, recordaba tenue y espantosamente, hasta que la lámpara de la pared parpadeó y se apagó, y quedaron en total oscuridad. Y el diablo despertó en su corazón con mil viles sugestiones y le infundió miedo.