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  • Mi padre nunca fue uno de esos padres a los que podías pedir una moneda si veías una máquina de chicles. En vez de eso, tenía una de esas tarjetas negras American Express que no estaban disponibles para el público en general. Las máquinas de chicles no tenían ranuras para ellas.

    S. A. Bodeen (2008). “The Compound”, p.60, Feiwel & Friends