Es más vieja que las rocas entre las que se asienta; como el vampiro, ha estado muerta muchas veces, y ha aprendido los secretos de la tumba; y ha sido buceadora en mares profundos, y guarda su día caído a su alrededor; y traficó con extrañas telarañas con mercaderes orientales, y, como Leda, fue la madre de Helena de Troya, y, como Santa Ana, la madre de María; y todo esto no ha sido para ella más que el sonido de liras y flautas, y sólo vive en la delicadeza con que ha moldeado los cambiantes contornos, y teñido los párpados y las manos.