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  • Había descubierto que, además de la red maligna, había otra. Ésta también unía a los espíritus, pero no en una maraña, sino que era una telaraña con dibujos y uno podía ver el dibujo plateado cuando el sol brillaba sobre ella. Parecía mucho más frágil que la maraña oscura, que tenía una fuerza espantosa, pero no siempre sería así, no en el juicio final. (El niño del mar)