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Pero esto es conmovedor, Severus -dijo Dumbledore con seriedad-. "¿Has llegado a preocuparte por el chico, después de todo?" "¿Por él?", gritó Snape. "¡Expecto Patronum!" De la punta de su varita estalló la cierva plateada. Aterrizó en el suelo del despacho, dio un salto y salió por la ventana. Dumbledore la vio alejarse volando y, cuando su brillo plateado se desvaneció, se volvió hacia Snape, con los ojos llenos de lágrimas. "¿Después de todo este tiempo?" "Siempre", dijo Snape.