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Lo único que oía era la sangre corriendo por mis oídos, y el lejano estruendo y crujido del Lago de Fuego. (Y a Khufu rascándose y gruñendo, pero eso no era nada nuevo).
Lo único que oía era la sangre corriendo por mis oídos, y el lejano estruendo y crujido del Lago de Fuego. (Y a Khufu rascándose y gruñendo, pero eso no era nada nuevo).