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  • Las nubes de tormenta vuelan raídas y veloces, el camino está desamparado todo el día, donde una miríada de piedras de cuarzo nevadas se levantan, y las huellas de los cascos se desvanecen. Las flores del camino, demasiado húmedas para la abeja, pierden su florecimiento en vano. Ven conmigo a las colinas y a lo lejos, y sé mi amor bajo la lluvia.

    Robert Frost, Thomas Fasano (2008). “Selected Early Poems of Robert Frost”, p.40, Coyote Canyon Press