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Esa estrecha franja de arena no conoce nada en el mundo mejor que las blancas olas que la azotan, la acarician y se desploman sobre ella. La espuma blanca no conoce nada mejor que esas arenas que la esperan, se elevan hacia ella y la absorben... pero, ¿qué saben las olas de las arenas del desierto, calientes y quietas, a sólo seis, siete metros más allá del borde festoneado? ¿Y qué sabe la playa de las profundidades, del frío, de las corrientes justo ahí, donde... lo ves? - Donde el agua se vuelve de un azul más profundo.