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He dominado muchas cosas en mi vida. Navegar por las calles de Londres, hablar francés sin acento, bailar la cuadrilla, el arte japonés del arreglo floral, mentir en las charadas, disimular un estado de embriaguez, deleitar a las jóvenes con mis encantos...". Tessa se quedó mirando. "Desgraciadamente -continuó-, nadie se ha referido nunca a mí como 'el maestro' o 'el magister'. Es una lástima.