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El gato arrugó la nariz y logró parecer poco impresionado. "Llamar a los gatos suele ser una actividad sobrevalorada. Es como llamar a un torbellino".
El gato arrugó la nariz y logró parecer poco impresionado. "Llamar a los gatos suele ser una actividad sobrevalorada. Es como llamar a un torbellino".