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Cuando considero los estrechos límites dentro de los cuales están confinadas nuestras facultades activas e inquisitivas; cuando veo cómo todas nuestras energías se malgastan en proveer a meras necesidades, que de nuevo no tienen más fin que prolongar una existencia miserable; y luego que toda nuestra satisfacción respecto a ciertos temas de investigación no termina en nada mejor que una resignación pasiva... cuando considero todo esto... guardo silencio.