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Es en vano que un hombre de mente sana y temperamento frío comprenda la condición de un ser tan desdichado... No puede comunicarle su propia sabiduría más de lo que un hombre sano puede infundir su fuerza al inválido a cuya cabecera está sentado.
Es en vano que un hombre de mente sana y temperamento frío comprenda la condición de un ser tan desdichado... No puede comunicarle su propia sabiduría más de lo que un hombre sano puede infundir su fuerza al inválido a cuya cabecera está sentado.