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  • Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí que palidecía. Me invadió una curiosa sensación de terror. Sabía que me había encontrado cara a cara con alguien cuya mera personalidad era tan fascinante que, si se lo permitía, absorbería toda mi naturaleza, toda mi alma, mi arte mismo.

    Oscar Wilde (2005). “Picture of Dorian Gray”, p.17, Prestwick House Inc