-
Cuando somos jóvenes no nos miramos en los espejos. Es cuando somos viejos, preocupados por nuestro nombre, nuestra leyenda, lo que nuestras vidas significarán para el futuro. Nos envanecemos con los nombres que poseemos, con nuestras pretensiones de haber sido los primeros ojos, el ejército más fuerte, el comerciante más astuto. Cuando es viejo, Narciso quiere una imagen esculpida de sí mismo.