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¿Cómo te llamas, muchacho?" "Newton. Newton Pulsifer". ¿"LUCIFER"? ¿Qué dices? ¿Eres un engendro de las tinieblas, una tentadora y seductora criatura de la fosa, con miembros lascivos humeantes de los pozos de carne de Hades, torturada y lúbrica esclava de tus estigios e infernales amos?". "Eso es Pulsifer", explicó Newton. "Con P. No sé lo otro, pero venimos de Surrey". La voz del teléfono sonaba vagamente decepcionada.